Los juegos de azar en la antigua China: los orígenes del keno y las loterías

En el bullicioso mercado de la antigua China, donde los comerciantes alaban sus productos y el aire huele a tortas fritas, varias personas discuten sobre qué palito de bambú traerá buena suerte. El juego en el Imperio Medio no era solo una diversión: estaba entretejido en la vida como un dibujo en la seda. Los chinos, que dieron al mundo el papel y la brújula, también inventaron los juegos que dieron origen al keno y a las loterías. ¿Cómo se convirtieron estos entretenimientos en los antepasados de las loterías modernas?

Jugando con el destino: los primeros entretenimientos

El juego en la antigua China, como confirma la información de la Jugabet app, formaba parte de la vida cotidiana, como un dibujo en una vasija antigua. Durante la dinastía Shang (1600-1046 a. C.), los dados adivinatorios, tallados en omóplatos de cordero o caparazones de tortuga, no solo se utilizaban para comunicarse con los espíritus. A menudo se lanzaban para apostar: ¿qué combinación saldría? Parece que ya entonces a la gente le gustaba tentar al destino.

El juego del bo atraía a multitudes, como una feria. Los jugadores lanzaban los huesos, adivinando los números, y los espectadores los animaban ruidosamente. Es sorprendente que ya en aquella época las autoridades intentaran enfriar el entusiasmo por el juego, considerando que interfería en el trabajo. Pero los decretos, como es habitual, no servían de nada, la pasión por el riesgo prevalecía.

Por cierto, en los registros de la dinastía Zhou aparecen varillas del destino, tiras de bambú con símbolos. Se sacaban para comprobar si la suerte sonreiría. ¿No recuerda esto a las primeras cartas de juego? Solo que con un toque especial chino.

La paloma blanca y el nacimiento del keno

Hay una divertida anécdota sobre el juego del que, según dicen, surgió el keno. En la época de la dinastía Han (206 a. C. - 220 d. C.), el comandante Zhang Liang, según los rumores, encontró una astuta forma de recaudar dinero para la guerra. Los jugadores elegían jeroglíficos de poemas y los resultados los traían... las palomas. Sí, pájaros de verdad, como carteros con alas, entregaban los signos ganadores.

Este juego cautivó a todo el mundo. La gente se agolpaba en las plazas, elegía su jeroglífico y esperaba a que se anunciara el resultado. En esencia, era el embrión del keno: todo dependía del azar. La leyenda, por supuesto, suena a cuento, pero los arqueólogos han encontrado tablillas de madera con jeroglíficos. Parece que algo así realmente ocurrió.

Es interesante que estos juegos no solo proporcionaban emoción. El dinero que recaudaban se destinaba a grandes proyectos, como la Gran Muralla. ¿Quién hubiera pensado que la sed de riesgo ayudaría a construir maravillas del mundo?

Loterías con elegancia china

Durante la dinastía Tang (618-907 d. C.), el juego floreció como un loto en un estanque. Las loterías se parecían a las actuales: en lugar de jeroglíficos, se utilizaban números o imágenes, y los boletos se recortaban de papel. No solo se organizaban por diversión, sino también para recaudar fondos para templos o carreteras. ¿Probar suerte y contribuir a una causa común? Nadie se negaría a ello.

Es curioso que a veces participaran mujeres en las loterías, lo que era una rareza en aquella época. En las crónicas se mencionan loterías de flores, en las que en lugar de números se utilizaban flores. Esto añadía refinamiento al juego, como si convirtiera el entusiasmo en arte. Y los ganadores se convertían en estrellas locales.

Las autoridades, sin embargo, se quejaban. Durante la dinastía Song, las loterías se prohibían constantemente, ya que se consideraban perjudiciales para las costumbres. Pero, al igual que con los dados, las prohibiciones solo avivaban el interés. Al parecer, el azar en China era más fuerte que cualquier decreto.

El eco del pasado en los billetes

Los juegos de azar de la antigua China no son solo historias curiosas. Muestran cómo la pasión por el riesgo unía a las personas, ayudaba a construir ciudades e incluso a vislumbrar el futuro. Desde los dados de hueso hasta la «paloma blanca» y las loterías de flores: todo ello tiene su origen en el keno y las loterías modernas. Al comprar un boleto en un quiosco, sin saberlo, continuamos una costumbre que comenzó en los bulliciosos mercados de la China imperial hace miles de años.